La moda sostenible no es cuestión de unos días, ni mucho menos de un año, esta rama de la moda lleva bastante tiempo tomando fuerza y posicionándose poco a poco con grandes diseñadores que deciden dar sus pasos y retribuirle al medio ambiente o al sector y sus trabajadores todo lo que en cierto modo se les ha quitado en algún punto. Sin embargo, aunque va en subida tiene ciertos problemas con los que ustedes se sentirán identificados apenas los nombre.

Uno de los problemas más comunes es el diseño, si, pues muchas veces los creadores hacen sus prendas en crudo, al decir crudo, me refiero a prendas en tono beige por lo general que no tienen mayor gracia, son prendas sin silueta y más bien un poco básicas.

También, el segundo problema de la moda sostenible son sus precios, si, los precios a veces pueden llegar a ser algo exagerados por lo cual es muy difícil que una persona promedio, del común, con un salario al estilo Latinoamérica decida seguir este estilo de vida, pues por más que quiera se le haría bastante difícil si no hay una propuesta más fuerte de fondo.

El tercer problema es que muchas veces nos engañan diciendo que es sostenible cuando detrás tiene un proceso que es cero sostenible, un proceso que puede llegar a afectar de sobremanera el medio ambiente y que como resultado deja una prenda amigable pero que para llegar a ella no lo fue.

Fotografía tomada de Cerrito de Indios Facebook

Es por eso que frente al tema la gente es un poco reacia y bueno, confieso que yo también lo era… con mi ida a Uruguay cambié el pensamiento del cielo a la tierra pues conocí algunas marcas que saben llevar todo este proceso de forma sostenible dejando como resultado una prenda con diseño y a un precio asequible.

Marcas como Maria Bouvier que hace sus estampados de una forma totalmente natural o Cerrito De Indios que también lo adaptaron como un estilo de vida me contaban que ellas habían empezado a usar estas prendas en textiles naturales y que su piel había cambiado notablemente, también que, al llevar prendas sintéticas, su cuerpo ya las rechazaba produciendo algún tipo de alergia que hacía que les picara al llevar su look.

Hay muchas maneras de ser sostenible, con prendas de segunda, rediseño y demás, pero debo decir que mi mejor ejemplo de ello son las dos marcas anteriores. Se preguntarán si acá en Colombia hay marcas que opten por eso o que sean tan completas como las uruguayas, debo decir que si, y que recomendaría a LISH, la marca de Diana Gómez la cual lleva años trabajando por esto no solo aplicándolo a sus creaciones sino a su estilo de vida.

Fotografía tomada de Maria Bouvier Facebook

Por eso, si alguna marca sostenible está leyendo esto, apuéstenle al diseño, el diseño puede cambiar todo y si quieren que sea un pensamiento más democratizado por ahí se puede empezar, si uno se siente identificado puede que ahorre hasta comprarlo, por pequeñas cosas se empiezan los cambios.

Nuevamente debo resaltar que en Uruguay los diseñadores tienen un pensamiento más 360, un pensamiento que no solo consiste en crear, sacar sus sueños y vender sino también en apoyar, surgir y crear en conjunto con un pensamiento consciente. ¿Increíble no?

Fotografía de portada tomada de MOLA para Cerrito de Indios.

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